Mi experiencia con la expresión corporal empezó de
pequeñita, no recuerdo exactamente si fue a los cinco o seis años cuando empecé
a ir a clases de teatro. Éramos un grupo, de entre doce y quince niños y niñas
de cinco y seis años, que realizábamos todo tipo de actividades, bailábamos,
jugábamos, hacíamos relajación, ensayábamos para los play-backs de navidad y
verano…era una actividad entretenida y que nos servía para ser creativos,
mostrar nuestros sentimientos, desarrollar más nuestra imaginación, etc.
He
estado en el grupo de teatro desde los cinco o seis años hasta los diecinueve
años, durante este tiempo hemos realizado infinidad de obras y de actuaciones
musicales, que entre todo lo mencionado anteriormente, nos han servido también
para perder la vergüenza y valorarnos más a nosotros mismos.
A parte del grupo de teatro, durante la etapa de educación
primaria no recuerdo ningún tipo de expresión corporal en las clases de
educación física, ya que se centraban más en que aprendiésemos a hacer
volteretas, hiciésemos pruebas de atletismo o jugásemos a fútbol, entre otras cosas. Durante mi
etapa en la E.S.O. recuerdo algunas actividades de improvisación, algún
pequeño teatro y algunos bailes que le proponíamos los alumnos al profesor de
educación física, pero más o menos pasaba lo mismo que en primaria, se
preocupaban más por temas de coordinación, juegos colectivos o habilidades
individuales.
Tras esos años en educación primaria y la E.S.O. que mi
relación con la expresión corporal vino dada gracias a mi actividad
extraescolar de teatro, pasé a bachiller y la profesora de educación física que
me tocó es de las pocas que he visto y conocido que se implique tanto en la
expresión corporal, no dejaba de lado los demás apartados de la educación
física, pero sí incluía los conceptos necesarios de la expresión corporal. Realizábamos
bailes improvisados, coreografías que ensayábamos en 15 minutos,
improvisaciones, actividades de relajación, mímica, y además tuvimos que hacer un
musical para final de curso. Es decir, en cuanto a la educación física se
refiere, este fue mi primer contacto real con la expresión corporal, exceptuando
mi actividad extraescolar.
Tras el bachiller, mi siguiente contacto con la expresión
corporal fue en el TAFAD, donde las clases de expresión corporal que di eran
similares a las que estamos dando este año, improvisaciones teatrales y
musicales, bailes guiados, relajación, hacíamos ejercicios con los ojos
tapados, utilizábamos materiales para expresarnos, hacíamos mímica, etc. Esta
asignatura del TAFAD fue una de las que más disfrute porque mientras estás
realizando cualquier actividad te evades del mundo y sólo te centras en lo que estás
haciendo olvidando durante esos instantes todo lo demás, sensaciones que espero
retomar en estas clases.
En la carrera, únicamente he tenido contacto con la
expresión corporal este año. La verdad he de reconocer que hemos empezado la
asignatura a lo grande, ya que lo del hall creo que salió bastante bien para
ser la primera actividad del grupo y realizarla en tan poco tiempo, y
además, fue una experiencia increíble y
que estaría bien repetir con algo más complejo.
MARTA NAVALÓN GONZÁLEZ
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