La verdad es que a lo
largo de toda mi etapa educativa, únicamente he tocado la expresión corporal 2
veces.
Durante mi educación primaria, las clases de educación física se limitaban a la práctica de la carrera, juegos y todo tipo de deportes, al igual que durante la Educación Secundaria Obligatoria.
Ahora bien, fue en 2º de Bachiller, cuando por primera vez, me hicieron montar una coreografía. La recuerdo como una experiencia bastante motivadora ya que la docente nos dejó organizarnos como quisimos, elegir la música, los tipos de movimientos y cualquier objeto que quisiéramos emplear. Además, el día que la presentamos, se grabaron todas las actuaciones, y a parte de las grandes emociones que surgieron cuando nos vimos, a día de hoy para mí, es un recuerdo muy valioso de todos mis compañeros con los que estuve 14 años.
Por otro lado, la segunda vez que estuve en contacto con la expresión corporal, fue en 2º de carrera, en la asignatura de Educación Física.
Sinceramente fue una experiencia bastante diferente a la que tuve en bachiller, ya que durante ese año que trabajé la expresión corporal en el instituto, la coreografía que montamos mi grupo y yo fue más dirigida hacía la realización de figuras en equilibrio, mientras que el año pasado, la actividad iba dirigida a la realización de pretextos de movimiento de simultaneidad.
En el momento en el que el profesor (Jorge), nos explicó el ejercicio, me pareció bastante interesante ya que nunca había dado clases de educación física de esta manera, y me gustaba la idea de innovar. Además, nos propuso la idea de presentar nuestros movimientos en el hall, y aunque en un principio, la idea me daba un poco de vergüenza, tengo que decir que experimenté una sensación de libertad increíble, y que sin lugar a duda repetiría miles de vez.
Personalmente, hasta que llegué al instituto, tenía actitudes negativas hacia la expresión corporal; ahora bien, a día de hoy, y después de realizar la coreografía en bachiller, la actividad en el hall del año pasado, y todos los ejercicios que estamos haciendo este año, tengo que decir que la expresión corporal a parte de crear complicidad entre todos los miembros del grupo, regala momentos y sensaciones increíbles e irrepetibles que recomiendo a todo el mundo.
Durante mi educación primaria, las clases de educación física se limitaban a la práctica de la carrera, juegos y todo tipo de deportes, al igual que durante la Educación Secundaria Obligatoria.
Ahora bien, fue en 2º de Bachiller, cuando por primera vez, me hicieron montar una coreografía. La recuerdo como una experiencia bastante motivadora ya que la docente nos dejó organizarnos como quisimos, elegir la música, los tipos de movimientos y cualquier objeto que quisiéramos emplear. Además, el día que la presentamos, se grabaron todas las actuaciones, y a parte de las grandes emociones que surgieron cuando nos vimos, a día de hoy para mí, es un recuerdo muy valioso de todos mis compañeros con los que estuve 14 años.
Por otro lado, la segunda vez que estuve en contacto con la expresión corporal, fue en 2º de carrera, en la asignatura de Educación Física.
Sinceramente fue una experiencia bastante diferente a la que tuve en bachiller, ya que durante ese año que trabajé la expresión corporal en el instituto, la coreografía que montamos mi grupo y yo fue más dirigida hacía la realización de figuras en equilibrio, mientras que el año pasado, la actividad iba dirigida a la realización de pretextos de movimiento de simultaneidad.
En el momento en el que el profesor (Jorge), nos explicó el ejercicio, me pareció bastante interesante ya que nunca había dado clases de educación física de esta manera, y me gustaba la idea de innovar. Además, nos propuso la idea de presentar nuestros movimientos en el hall, y aunque en un principio, la idea me daba un poco de vergüenza, tengo que decir que experimenté una sensación de libertad increíble, y que sin lugar a duda repetiría miles de vez.
Personalmente, hasta que llegué al instituto, tenía actitudes negativas hacia la expresión corporal; ahora bien, a día de hoy, y después de realizar la coreografía en bachiller, la actividad en el hall del año pasado, y todos los ejercicios que estamos haciendo este año, tengo que decir que la expresión corporal a parte de crear complicidad entre todos los miembros del grupo, regala momentos y sensaciones increíbles e irrepetibles que recomiendo a todo el mundo.
Sandra Vergara Moneva
No hay comentarios:
Publicar un comentario